La señora Michicats , una historia de vida

Esta es la tercera vez que me subo al guarda-almohadas. Ya le he tirado encima sus aretes, sus hebillas y ahora le van encima sus lentes.

Sigue durmiendo, ya lo había previsto yo cuando anoche a las 4 de la mañana aún leía. Me acuerdo que pensé: -mañana se va a dormir... y así fue, digo así es: sigue durmiendo.

-¡Por favor! ¡Hace como doce horas que no como...! Creo que le voy a tirar encima el reloj.

Por suerte comienza a despertarse, me doy cuenta porque respira de otra forma.

-¡Bien!

Mientras trabaja esos, mis horarios, se respetan. Pero ahora no hace más que repetir:

-Estoy de vacaciones.

-¿Cómo hago para explicarle que mi estómago no se toma vacaciones?

Bueno, ya está de pie y corro delante hacia la cocina, allí tomará la hermosa bolsa blanca con letras rojas y anaranjadas: Feline c/d-s PRESCRIPTION DIET.

Esta idea de diet se la mete en la cabeza el barbudo que viene bastante más seguido de lo que yo quisiera y repite hasta el cansancio:

-Está gorda, demasiado gorda...  Puede hacer un hígado graso..  ¿Por qué no vino durante todos los años que viví en la otra casa y repitió la otra realidad?:

-¡Está flaca, muy flaca... se puede morir...!

Porque yo vivía en otra casa y casi se habían olvidado de que yo existía. El día que lo conocí, en buena hora, sostuvo:

-Está gravísima. ¿Por qué no me llamó antes?

Y le llevó unos cuantos meses, pero debo reconocerlo: me salvó la vida. Ahora viene cuando ella lo llama y repite hasta el cansancio:

-Está gorda, es peligroso. Debe comer menos.

Comer menos, ¡por favor!: ahora que las cosas están bien porque como todos los días y tengo agua a mi alcance habla de que me quiten la comida.

A esta casa llegué muy enferma y unos pocos días de buena vida no iban a cambiar así porque sí la realidad: me descompuse. Por suerte al segundo día -yo estaba en las últimas- ella se asustó, en realidad vive asustada, y llamó al barbudo.

-¿Por qué no me llamó antes? Le reprochó el protestón.

Insistió hasta el cansancio que nada sabía de gatos, cómo saber que yo estaba mal, pero le rogaba a Claudio –se llama Claudio Pacheco, el barbudo- que me salvara.

Tengo que reconocer que se esforzaron mucho,  pero me salvaron.

Y cuando vinieron a buscarme pensó en devolverme porque debe haber creído que yo amaba a mi otra familia, bueno familia..., digamos “conocidos”. Traté que entendiera qué indiferentes me resultaban y que yo había hecho ya una elección. Una elección de vida: Y era que quería quedarme con ella.

Y me quedé. Cuando volvieron a llamar para reclamarme no me entregó. Ella sabe que yo la elegí.

Michi, Michi me llama. Creo que a esos otros ni se les ocurrió buscarme un nombre.

Cuando ella lo preguntó le dijeron:

-Decile: Michi, Michi, Michi cats y viene.

-O sea mi nombre es algo así como: Gato, vení.

Está bien, es original y ella me llama Michi, Michi y me besa seguido así que yo me agrego un apellido importante: de Palacios, los palacios son como castillos, altos.

Mi nombre puede llegar a inspirar una novela de amor y misterio o un cuento con realismo mágico. ¿Le llamarán realismo mágico cuando te matan de hambre?

Pero es importante que el nombre pegue bien con el apellido. Así que ya lo he decidido: a partir de ahora y en esta casa donde mi vida ha cambiado y hasta me he convertido en escritora soy la Sra. Michicats de Palacios, una gata como ninguna.

María Mercedes MacLean

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